Las Caldas, el destino del relax

Hoy os hablamos de La Caldas, el destino del relax, donde el tiempo no pasa y donde se cura todo, tanto el cuerpo como la mente. Un lugar donde dejarse llevar y vivir la paz y la relajación al más alto nivel: Las Caldas, en Asturias. No es de extrañar que Las Caldas Villa Termal gane premios como el de ‘Best Resort 2021 Piscinas y Wellness’.

¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo porque te contamos al detalle nuestra experiencia en el presstrip que organizó AgenciaCom para Las Caldas Villa Termal by Blau Hotels.

Para los que somos de Mallorca es un destino ideal, ya que hay vuelos directos y en 2 horas ya estás en el sitio. Y es que Las Caldas Villa Termal está a menos de media hora en coche del aeropuerto de Oviedo a unos 10 minutos de la ciudad. ¡Muy bien conectado! Y para los que sois de la Península… ¿qué deciros? ¡Lo tenéis más cerca aún!

Una vez llegas a Las Caldas Villa Termal se respira bienestar y es que llevan años y años dedicándose al cuidado de las personas. El complejo tiene una dimensión de 40.000 metros cuadrados donde «perderse» y reconectar con uno mismo en todos los sentidos.

En cuanto llegamos a Las Caldas Villa Termal nos dieron la bienvenida con una cata de quesos y sidras. El gastroconsultor y director del Institutu Gastronomicu Asturianu, Lluis Nel Estrada, y el gerente de la DOP Sidra de Asturias, Daniel Ruiz, nos explicaron las diferencias entre unas y otras y nos enseñaron a disfrutar de ambos placeres de la mejor forma.

Catamos 6 deliciosos quesos distintos y 6 sidras diferentes pero todas riquísimas. ¿Sabías que en Asturias hay más de 500 tipos de manzana?

Por la tarde llegó el momento ‘wellness’ en el que pudimos adentrarnos en la Sala de las Columnas, un circuito termal privado (sí, sí, privado) construido en una antigua capilla y que conserva el rosetón como principal foco de atención (puedes verlo en la foto de arriba del todo).

Es una original piscina de flotación con diferentes zonas: zona de relajación, pediluvio, jacuzzi, ducha cenital, terma romana y duchas de contrastes. Sin duda, nos quedamos con la piscina de flotación, una experiencia de lo más original.

Después de alimentar el alma, tocaba alimentar el cuerpo. ¡Hora de la cena! Y qué cena… qué lugar… qué preciosidad… Habían reservado el Salón de los Espejos para que tuviéramos una cena íntima. ¡Qué fantasía de espacio! Era inevitable no imaginar todo lo que habrá pasado en ese gran salón de baile del s. XIX, que mantiene las lámparas, los espejos y los lienzos del techo originales.

Al día siguiente, después de un buen desayuno, era momento de un poco de senderismo, así que nos pusimos ropa cómoda y salimos a hacer la Senda Fuso de la Reina. Qué parajes tiene Asturias, ¿verdad? Disfrutamos muchísimo en ese paseo tan húmedo como bonito al lado del río Nalón.

Después del paseo era momento de conocer Asturias. Dimos una vuelta en autocar por las zonas más importantes, subiendo hasta el Monte Naranco, parando en la preciosa Iglesia de Santa María del Naranco y viendo los principales reclamos turísticos. Tras el recorrido en autocar, tocaba conocer el caso antiguo de la ciudad a pie, así que allá fuimos. Paseamos por sus calles más conocidas, viendo el ambientazo que había en las plazas, los parques, los bares y restaurantes. ¡Hacía una temperatura buenísima y eso tenía que aprovecharse! ¿Sabías que hay más de 160 esculturas repartidas por la ciudad? ¡Es como un museo! Por supuesto, no podíamos perdernos la de Mafalda.

¡Gracias Bea, nuestra guía, y al Ayuntamiento de Oviedo por recibirnos con tanto cariño!

Llegó la hora de comer y fuimos a Tierra Astur, uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad. De su extensa carta probamos quesos y embutidos artesanales, tortos de maíz, fabada asturiana y cachopo. ¡Todo riquísimo! Y, como no, unos postres de escándalo…

Pero el momento más divertido fue cuando el Maestro Escanciador, Salvador Ondó, nos enseñó a escanciar y a beber sidra. ¿Sabías que recomiendan beberla en uno o dos sorbos antes de que se le vaya la espuma producida al escanciarla?

Por la tarde volvió el momento ‘Wellness’. Esta vez nos habían reservado el ‘Tratamiento bioenergético’ que consta de 110 minutos de placer absoluto dividido entre un masaje bioenergético, realizado con ventosas con una combinación de aceites esenciales y principios activos; un baño en la bañera de aceites esenciales y la aplicación de fangos cuyos beneficios son incontables.

Por la noche cenamos en el Salón Escanda, donde disfrutamos de un riquísimo menú y una degustación de cócteles con piano en directo de fondo.

El último día lo empezamos con un buen desayuno y con una clase de ‘stretching’ en el helipuerto. ¡Qué buen rato de estiramientos y qué paisaje más bonito! Fue otro de esos momentos para recordar… Al terminar, nos enseñaron las instalaciones de Las Caldas Clinic, donde atienden a deportistas profesionales y a personas que quieren mejorar sus hábitos, superar una época de estrés, dejar de fumar, hacer detox (con o sin adelgazamiento), etc. a través de sus múltiples programas, todos ellos personalizados.

La última experiencia ‘wellness’ fue en «Aquaxana», un espacio termal con distintas zonas de hidroterapia y un espacio que tiene como protagonistas el agua, la luz y el sonido. Lo más sorprendente es su arquitectura, inspirada en el emblemático Panteón de Roma. ¡Increíble flotar viendo una enorme cúpula encima tuya! Una sensación única…

Se termina el finde y nos despedimos con una comida en el mismo Las Caldas Villa Termal donde disfrutamos, una vez más, de la increíble gastronomía de Asturias, un destino del relax donde volveremos, sin duda.

¡Gracias a todo el equipo de Las Caldas Villa Termal por acogernos con tanto cariño, sobre todo a Begoña, Marina y Fernando.

Gracias, por supuesto, a Beatriz Díez y a Toni Martorell, de AgenciaCom, por contar con nosotros, y a los compis periodistas: Julián Aguirre de Ultima Hora; Javier Fernández de La Siesta Magazine; Tomeu Garcies y Mar Nicolau de Economía de Mallorca; y Eva Moreno de 2QMagazine.

¡Gracias, gracias y gracias!

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